martes, 22 de julio de 2014

El instinto de vida

Esta es otra de las pulsiones innatas de las que hablaba Freud, y tiene que ver con aquellos actos que hacemos (o nos hacemos) para preservar la vida, y no sólo preservarla, sino que vivir de manera más satisfactoria con nosotros mismos y con los demás, a través de la transmisión de emociones o afectos positivos. Freud la nombró como Eros, que en griego alude al amor romántico o íntimo, como el de una pareja de pololxs (en sentido genérico). En el idioma helénico, existen otras tres denominaciones del amor, a saber:
  • Storge, amor de familia, ya sea parento-filial, fraterno, o entre parientes consanguíneos o no.
  • Philia, amistad; el idioma le ha dado a esta palabra una connotación erótica, y muchas veces negativa, como es el caso de varias parafilias. 
  • Ágape, amor desinteresado, ya sea caritativo o devocional. Este amor nace en personas con profundo desarrollo espiritual hacia una creencia determinada.

Es curioso que nuestro idioma español no posea una diversificación tal como en el griego y otros idiomas, acerca de los tipos de amor. Sólo en el ámbito académico (psicología), se han establecido clasificaciones del amor. Sin embargo, en el lenguaje popular no se da así... acaso será que en la cultura hispanoamericana sabemos poco del amor? Particularmente en Chile, tengo la impresión de que en general cuestan las demostraciones de cariño entre personas. Como país somos poco demostrativos. Además, hay una tendencia de la cultura a satanizar algunas manifestaciones del instinto de vida por considerarse inmorales, ilegales, propasadas. No es raro, dado los casos que se han visto de abusos sexuales, violaciones y otro tipo de conductas disfuncionales que la tele muestra constantemente. Y también por influencia de las religiones, que lamentablemente califican de pecado a todo lo que se pueda asociar al sexo, entre muchas otras cosas. Esto trae consecuencias a nivel social, ya que muchas personas, influenciadas por este tipo de mensajes, le tienen miedo al amor o cualquier cosa que se le parezca. El sexo es una cochinada para muchas personas.

Es así que como especie humana nos vamos alejando continuamente de nuestra naturaleza, nuestros instintos básicos, tales como el acto sexual (y sus variantes), que son algo normal y necesario para la reproducción, el desarrollo y el placer. El sexo es una necesidad básica; no es un pecado. Algunos se van al otro extremo, y viven para el sexo (ej: prostitución, promiscuidad, consumidores compulsivos de porno, etc). Quizás esto ocurra como producto de la extrema represión sexual, como una reacción opositora al statu quo, ya sea inconsciente o conscientemente.

A pesar de esto, sí existe el afecto positivo genuino y saludable, de algunas maneras que podemos identificar a continuación:

  • Demostraciones de afecto en general: caricias, besos, abrazos, palmaditas, palabras afectuosas, intimidad sexual.
  • Preocupación por el otro/a, que puede ser expresada con actos como defenderlo/a frente a un tercero, invitar a salir, pagar una cena, o la preocupación de la madre o el padre frente a su(s) hijo(s).
  • Ser altruista, filántropo, es decir, entregar cariño de forma desinteresada y por un bien social, ejemplos: hacer voluntariado, donar dinero, sangre, órganos, ropa u otros insumos.
  • Satisfacerse o satisfacer a otros/as de cualquier manera que te puedas imaginar: un carrete, tragos, estimulantes o estímulos, drogas blandas o duras (más allá de lo socialmente aceptable o establecido), comida, juegos, deportes, viajar, música, películas y un largo etcétera de actividades placenteras para cada individuo.
  • Ser creativo, expresar nuestros sentimientos de cualquier manera: una canción, una pintura, un dibujo, escultura, diseño, actuación y todas las artes que se te ocurran. Tener un hijo también se considera un acto creativo (al respecto, leer a Osho).
Un autor al respecto, y bastante interesante, es Abraham Maslow, quien fue uno de los padres de la psicología humanista. Este psicólogo desarrollo extensamente la noción de autorrealización, la cual consiste en palabras sencillas, en un punto del desarrollo humano en el cual la persona se siente plena en su vida, y la mayoría de sus actividades las vive con placer, incluso el trabajo. Pues bien, la persona autorrealizada (o autorrealizadora) utiliza casi completamente su instinto de vida - mezclamos aquí un poco de Freud con Maslow - realiza sus actividades con dedicación, inclusive vocación. Este concepto revolucionó la idea, muy médica, de ver al ser humano tan sólo como aspirante a la normalidad (que ya hemos dicho que no es lo ideal, en esta entrada: http://psicodeliza.blogspot.com/2014/07/la-normalidad-es-buena-freud-afirma-que.html), estableciendo nuevos peldaños de desarrollo, tales como la autorrealización, y posteriormente la autotrascendendencia, que ya alcanza niveles espirituales. 

Éste ensayo habla de la pirámide de Maslow y su enfoque con respecto a la sexualidad, ya sea con afecto o sin él calentura . Está bastante bueno: 

Creo que si culturalmente tuvieramos estas nociones más arraigadas, seríamos personas más felices en general, entregaríamos más afecto y tendríamos aspiraciones mucho más ambiciosas para nuestro futuro. Por lo pronto, es bueno que cada uno/a intente expresar el instinto de vida en su vida, y de esa manera estaremos al otro lado, en paz con nosotros mismos y con los demás. El siguiente paso es nuestra evolución como sociedad.

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